Para poder contextualizar esta
actividad, lo primero que veo necesario es analizar la consigna:
Elabore
un calendario para los alumnos del siguiente curso imaginario y cuélguelo en su blog.
Consulte la propuesta de un compañero, compárela con la suya y haga comentarios
si le parece oportuno.
Descripción del curso. Es un curso de 4 semanas. Consta de
cinco módulos:
1. Introducción y presentación. Tiene dos foros optativos (solo
hay que participar en uno).
2. Contenidos. Incluye lecturas, actividades interactivas, una
actividad en el foro y un test de autoevaluación.
3. Contenidos. Incluye enlaces a lecturas obligatorias, un foro
de debate, activideades interactivas, una actividad en el foro y un test de
autoevaluación.
4. Contenidos. Incluye enlaces a lecturas obligatorias, un foro
de debate, activideades interactivas, una actividad en el foro y un test de
autoevaluación.
5. Revisión del trabajo, intercambio con los compañeros y envío
al tutor.
Habrá una sesión de 45 minutos de
chat por semana (repetida dos veces para diferentes alumnos) y un foro de dudas
siempre abierto.
En mi caso, me parece más
interesante hacer la comparación con un curso real que con uno imaginario, por
eso, me tomaré la licencia de comparar mi planificación imaginaria con la de
este mismo curso: el CFP 325-13. Sin embargo, para poder cumplir con el
objetivo de la actividad, lo que sí haré es comentar en el blog de un
compañero, su calendario, tomando como referencia el mío propio.
Retomando ya la consigna de este
ejercicio, la primera cuestión que me ha surgido ha sido la de resolver,
únicamente a través del instrumento Calendario,
el hecho de que los estudiantes participen de manera obligatoria en uno de los
dos foros del Módulo I, siendo, sin embargo, optativos los dos. La única
solución factible que encuentro a esta pequeña contradicción es dejar uno de
los dos foros como obligatorio (Foro
presentaciones) y el otro como opcional (Foro
expectativas y necesidades).
El siguiente contrasentido con el
que me he encontrado reside en el hecho de tener que marcar todos estos eventos
en el calendario para poder cumplir con los requisitos del ejercicio. Y es que,
tal y como se me pedía, he referenciado el total de las actividades que
aparecen en la consigna, pero esto no me parece realista, ni pedagógicamente
adecuado. Muy por el contrario, pienso que un calendario como el que aquí se
presenta, aunque orientativo en algunos aspectos y más asertivo en otros —de
ahí la leyenda de colores—, puede resultar contraproducente por el exceso de
información que aporta.
Además, marcar el total de
actividades en el calendario va en contra de una de las premisas de la
educación —tanto de la presencial, como de la en línea, pero más especialmente
de esta última, por ser el caso que nos ocupa—: fomentar el proceso de
autonomización de los alumnos, puesto que les resta la libertad y la capacidad
de organizarse por sí mismos. Si tomamos como ejemplo el caldario con el que contamos
nosotros, nos damos cuenta de que solo aparecen los hitos más importantes del
curso que vienen a coincidir, fundamentalmente, con los principios y finales de
los distintos módulos o las sesiones de chat:
Lógicamente no se nos señala cuándo tenemos que hacer las actividades interactivas o cuándo haremos nuestras lecturas: somos nosotros los que tenemos que organizarnos en función de nuestro tiempo y de nuestras necesidades.
En otro orden de cosas, me parece
importante incluir dentro del calendario el hito de la Evaluación y la Retroalimentación
que no aparece en los modelos de calendarios con que hemos trabajado. Creo que,
a pesar de que la retroalimentación tiene que ser más continuada, sostenida y
explícita que en lo presencial —donde la mayor parte del feed back se produce de manera diríamos casi espontánea e inmediata
gracias al cara a cara—, es importante hacer, al menos, una puesta en común en
plenaria —preferiblemente a través del chat— al ir casi a finalizar el curso.
Por tanto, resaltar este paso formativo en el Calendario me parece un acto de obligada responsabilidad por parte
de los tutores.
A este respecto, he de decir que
la elección de la herramienta evaluativa final —en mi caso, me he decantado por
la realización de un portfolio—, es una de las cuestiones que más me ha
condicionado a la hora de gestionar el tiempo del curso. Por este motivo, creo
que merece la pena detenerse aquí.
Primeramente, me parecía poco
realista incluir todas las acciones previstas en el módulo V en aproximadamente
cinco días. Enviar nuestro trabajo a un mínimo de dos compañeros, que ellos
tengan tiempo de leerlo y de hacernos sus comentarios para que, luego, podamos
nosotros introducir los cambios que nos han sido sugeridos antes de enviárselo
al tutor, mientras, por nuestra parte, hacemos lo mismo, pero en el sentido
inverso —revisamos el trabajo de otro(s) compañero(s)—, me parece un proceso
complejo que demanda, además de tiempo, una sincronización y un compromiso
entre los alumnos que puede exceder con creces su propia disponibilidad.
Tomando en consideración todo esto, he llegado a la conclusión de que una de
las pocas herramientas que permitiría, en un mundo real, agilizar este proceso,
o como mínimo, tener bastante avanzado el trabajo personal de uno como para
permitir una corrección previa a la entrega del tutor era el portfolio. Por
este motivo, he tenido que adelantar el envío de la primera versión de borrador
a los compañeros, de modo tal que, al empezar el módulo V, pueda el alumno
empezar a volcar los cambios sugeridos e introducir las mejoras que considere
necesarias de cara a la entrega de la versión final. Así pues, y a diferencia
de lo que consta en la consigna, en mi planificación, el último módulo arrancaría
ya con la recepción de la retroalimentación de los compañeros.
La última consideración al
respecto del calendario, es que he tratado de “vaciar” de actividades lo máximo
posible los fines de semana. Esta decisión se debe a que la disponibilidad de
los participantes en el curso estará limitada por su dedicación al trabajo,
durante la semana, y/o a la familia o a los compromisos sociales durante el
sábado y el domingo. En consecuencia, los fines de semana, es probable que los
estudiantes inviertan el escaso tiempo libre con que el cuentan para poder
ponerse al día con las actividades del módulo anterior que les hayan podido
quedar pendientes. Por este motivo, no parece realista, o al menos, resulta muy
poco práctico, contar con una planificación como la del curso CFP 325-13, en la
que los módulos empiezan el viernes. Remontar el retraso que supone el fin de
semana de cara al arranque de módulo es algo bien complicado y frustrante, ya
que, de todos modos, ese tiempo libre lo usamos generalmente a finalizar el
módulo anterior. Con esta planificación, acumulamos entonces un doble retraso y
la brecha para ponernos al día parece insalvable, repercutiendo negativamente
en nuestra motivación. Creo que todos preferiríamos expandir la duración final
del curso en una semana y poder desocupar los fines de semana para hacer las
actividades como se debe, sin prisas y meticulosamente, ya que el pilar
principal de la formación en línea gira en torno a la reflexión y esto requiere
elaboración y tiempo. Asimismo, pienso que sería más productivo replantear esta
planificación del CFP 325-13 porque redundaría en nuestro beneficio. Es una
pena tener la sensación —o quizá peor, la tentación— de acabar haciendo las
actividades para que consten como hechas. En mi caso, y a pesar del retraso que
llevo en este segundo módulo, creo que seguiré profundizando en la resolución
de trabajos, a pesar de que los plazos vayan a jugar en detrimento de mi
calificación. No es por rebeldía, sino por principios: lo que persigo aquí es
mi cualificación.
Hechas estas consideraciones,
vuelco aquí el calendario que he elaborado.
Para una vista en detalle,
descárgatelo aqui
Estoy trabajando también en una
versión más interactiva de este calendario a través de Google Calendar. En
cuanto disponga de ella, la colgaré en esta misma entrada, acompañada de mi
reflexión sobre qué me ha parecido la herramienta.
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